Ultrafondo con dolor

martes, 27 de noviembre de 2012

No hay mal que por bien no venga. Diego Bonilla conoció el deporte por un problema físico. Una discapacidad en su espalda, cuantificada como del 34 por ciento, lo rescató de sus prácticas sedentarias. «Fue empezar a hacer ejercicio y cambiar mi vida», afirma tajantemente ahora este profesor de Educación Infantil en La Mata, en Cártama. Una dura caída con apenas ocho años, en la que perdió el conocimiento, le generó una malformación. Se le desplazaron algunas vértebras y no se colocaron en su lugar. Bien entrada la treintena tenía problemas en las cervicales, escoliosis en las dorsales y una hernia discal. Fue su quiropráctica, Penny Tesaca, la que lo llevó a hacer una serie de ejercicios, que evitaron el paso por el quirófano, en el que pretendían soldarle siete vértebras.

«Podía haberme quedado en silla de ruedas», recuerda ahora. Nuestro protagonista empezó haciendo senderismo y pasó por modalidades más duras hasta llegar al ultrafondo, su gran especialidad. Ahora Bonilla tiene previsto correr por primera vez en la tercera edición del Maratón Ciudad de Málaga, el domingo 9 de diciembre (desde las nueve de la mañana).

Será su vigésimo noveno maratón. El veterano atleta fue descubriendo poco a poco sus capacidades aeróbicas, hasta determinar que tenía unas condiciones singulares y una capacidad insospechada para el sufrimiento. Empezó con rutas con la asociación Málaga a Pie, más tarde con un grupo de la Diputación y otro de la Universidad de Málaga, hasta que llegó su primera competición: la media maratón de Málaga. «Hice testamento, porque pensaba que me iba a morir», rememora, y no de broma. «Entregué cinco euros a un compañero sin saber para qué y me inscribieron. Pasé de pasear por el campo a correr, pero hice muchas cosas mal, como llevar un reloj de acero o ropa de algodón...».

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Imagen Sur.es

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