Trasplantados dejan el tratamiento porque no pueden asumir su coste

jueves, 20 de diciembre de 2012

LEONORO GARCÍA.- "He decidido no medicarme para poder comer; hasta ahora el estómago me puede". Así de cruda fue la denuncia que ayer hizo Lola García, una mujer trasplantada de riñón. Para no rechazar el trasplante, estos pacientes tienen que tomar inmunosupresores que producen unos efectos secundarios. Ciertos enfermos, tienen a su vez que tomar unos medicamentos para combatir esos efectos adversos y la posibilidad de que el trasplante se vaya al traste.

Pero esos fármacos, cuestan unos 28 euros mensuales y fueron excluidos de la financiación pública por el medicamentazo, una medida del Gobierno que dejó fuera a 417 fármacos. Lola contaba ayer que con sus 900 euros de jubilación paga la hipoteca, los gastos fijos, la comida, unos 10 euros en la farmacia y que no le alcanza para nada más.

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