
Sin embargo, aún hay muchas personas que sufren sus
consecuencias después de que contrajesen el virus en su infancia. Ella
misma es una de las afectadas. «Con tres años, en la epidemia de 1963,
contraje poliomelitis que me afectó a la movilidad en las piernas y en
un brazo», indica González. La polio deja secuelas de por vida con las
que los afectados han tenido que aprender a vivir. De hecho, según los
datos del Servicio Andaluz de Salud, un alto porcentaje de pacientes con
polio en Málaga tienen más de un 33% de discapacidad reconocida.
Imagen Sur.es
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