Ancianos, niños, cristianos, musulmanes, discapacitados psíquicos, minusválidos físicos, mayores dependientes, inmigrantes y personas que no tienen a dónde ir. En la residencia del Sagrado Corazón no hay límite de edad, sexo o nacionalidad. Es la casa de todos. Unas 40 personas viven en estas instalaciones ubicadas en un enclave privilegiado, en la zona de El Bulto. Pocos imaginan que detrás de ese edificio de color amarillo claro situado junto al trasiego del Paseo Marítimo se hace una importante labor humanitaria desde hace medio siglo.
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Imagen MálagaHoy
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